Los miembros de nuestra «casta política» son expertos en irse de rositas después de realizar sus apoteósicas gestiones que nos reducen al estado de ruina económica y moral.
«El que hace la ley hace la trampa» dice el refrán. Y ellos hacen las leyes por las cuales nos arruinan y no responden. «Los hechos políticos no son judiciables» dicen por ahí los mismos jueces que son elegidos por la casta…
¿Y qué nos queda a los individuos inermes? ¿Seguir aguantando a estos impresentables y pagar sus fechorías en silencio?
PUES NO. Nos queda un arma que ningún político puede prohibirnos usar: EL RECHAZO SOCIAL. Es sencillamente demoledora. Que se lo pregunten a José Luis Rodríguez Zetaparo, el destroyer español, que con un morro que se lo pisa, tuvo el desparpajo de salir a comer con unos amigos en Marbella (¡qué bien se vive con cargo a los presupuestos generales después de haber convertido a España en un erial!).
Cuando fue reconocido por otros comensales, una mujer se acercó a él -acompañado de su Sonsoles, una pareja de amigos y 8 guardaespaldas pagados por nosotros- y le espetó en voz alta delante de todos:
«Cómo tienes vergüenza de estar en un sitio como éste después de haber dejado este país hecho una ruina. Tenías que estar dentro de una cueva».
A la sirenita cantora se le habrá atragantado el bocado. Y el Zeta-mamarracho tuvo que escabullirse por la puerta de atrás.
Funciona. No hacen falta los escraches de Ada Colau -sectarios y manipulados-. Hace falta hacerles sentir el rigor de la sanción social, deben sufrir las tempestades producto de los vientos que sembraron.
Mariano: toma nota. Tú lo sufrirás más aún.